Super Mario Galaxy 2
Nintendo
Wii, Consola virtual
2010
Cuando un analista atiza un diez sobre diez está diciendo más sobre sí mismo que sobre aquello que examina. Es cierto que cualquier valoración sobre cualquier cosa dice algo sobre uno, pero un diez o un cero, señalar un producto como obra maestra químicamente pura o como un insulto en la cara del medio… eso habla de ti antes que nada. De tus expectativas como consumidor, de tu relación con la industria que lo ha hecho posible. Ese producto impecable, que pone del revés géneros y mecánicas o las lleva a un culmen imposible, queda de repente en segundo plano y estás tú solo bajo el foco. Quizás lo que venga a continuación sea un desfile eterno de superlativos, un largo desgranar secuencias con el corazón encogido, pero ya no se trata del juego. Se trata de lo que significa un diez. Se trata de ti, vamos a llamar las cosas por su nombre.
En MondoPíxel tenemos una estricta política de no poner notas, principalmente porque creemos que el análisis tiene que consistir en un diálogo con el juego y no en una cifra al pie del texto. Además ahorra un montón de quebraderos de cabeza, no te voy a mentir, pero parece que Nintendo se sigue empeñando en editar Super Mario Galaxy 2. Así que, muy de vez en cuando, toca apretar los dientes, respirar hondo y hablar de lo que se habla cuando se habla de juegos perfectos.
Super Mario Galaxy 2 es el pulido y puesta a punto de Super Mario Galaxy, un juego que si me hubieras preguntado por él en su día te hubiera dicho que era el mejor Mario posible. Pero claro, Super Mario Galaxy era a su vez el pulido y puesta a punto de Super Mario 64, lo que lo convierte oficialmente y por aclamación en el mejor-Mario-posible. Pero no corramos tanto, a lo mejor 64 será recordado con los años solo por uno de sus logros imposibles: inventar un nuevo lenguaje al que traducir un género que parecía poder funcionar solo desde una sintaxis muy definida. Y no es moco de pavo, pero tampoco perdamos de vista que jugado a día de hoy sigue funcionando como un tiro, así que su mérito real no es solo enseñar al género de los plataformas cómo hacer que la “m” con la “a” digan “ma” pero ahora en 3D, sino hacerlo además desde el ejemplo. Enseñar a hacer plataformas del futuro haciendo plataformas perfectos, ¿qué decíamos del mejor-Mario-Posible?
Cada Mario clásico crea el espejismo de hacer irrelevante al anterior. Es parte de su ADN hacer parecer poca cosa lo que ayer parecía un hito irrepetible, se suben unos a hombros de los otros y llevan la franquicia por caminos que no sabemos ver, pero que luego parecen naturales e inevitables. Si 64 traducía, Galaxy incorporaba elementos a la fiesta. La gravedad, los golpes con el mando, que hacían la experiencia más física, como si fuera a puñetazos como tuvieras que tumbar a esos malditos goombas, el despliegue visual, los nuevos disfraces que lo cambian todo, la galaxia de juguetes… ¿Y Galaxy 2? Pues lo mismo pero más. Más rápido, más difícil, más divertido. ¿Pero eso era posible? Pues el día antes de estrenarlo te hubiera dicho que no. Por eso de puntuar le puntuaría con un diez sobre diez, una nota que habla más de mis limitaciones como crítico que de las virtudes de un juego que solo Nintendo puede ver como mejorable. No es por él, es por mí. Pero se hace lo que se puede
Super Mario Galaxy 2 no nos va a poner a todos de acuerdo, eso en este frío mundo no lo ha conseguido ni el jamón serrano. Y a un juego-perfecto-TM no vale con verle los méritos, te tiene que calar o no va a haber forma. Pero incluso a aquellos alérgicos a los juegos felices, que valoran su control riguroso pero sienten repelús por el diseño que conspira para hacerte sentir bien, queda un eco de aquello que nos pone los pelos como escarpias a los creyentes. Algo que tiene que ver con la procesión de galaxias como laboratorio de ideas, ideas que crecen alrededor de mecánicas para sacarles punta y abrirles caminos insospechados. Independientemente de lo muerto que esté uno por dentro, es inevitable que en Galaxy 2 te encuentres a menudo preguntándote “¿qué demonios acaba de pasar aquí?” “¿cómo no se me ocurrió que con esto podía hacer aquello?” y, quizás lo más importante, “¿qué demonios vendrá ahora?” Después del nivel. Después de la galaxia. Después del Juego. ¿Y ahora qué?
Los que no podemos hacer más que ir por ahí poniendo dieces-sobre-diez pero ya hemos hecho callo te podemos decir que algo vendrá.
Lo que menos te imaginas. Pero algo vendrá.