El 13 de julio se cumplieron treinta años de Famicom, que es como decir treinta años desde que volvimos a tener consolas. Después de la debacle de Atari, que se llevó por delante a desarrolladoras, distribuidores y cualquier atisbo de confianza que pudiera quedar de los videojuegos como negocio, Famicom, con su aspecto de juguete, reconstruyó la industria desde sus cenizas hasta convertirse durante los ochenta en sinónimo del medio. Un juguete que en Japón podía conectarse vía telefónica a un prehisto-Internet ad hoc. Un juguete que ha seguido fabricándose hasta 2003, principalmente porque la gente insistía en seguir comprándolo. Un señor juguete, vamos.
En parte por las malas artes de los Yamauchi y en parte por la calidad de sus propios juegos, el catálogo de Famicom creció de forma disparatada entre el 83 y el 95 . Un fondo inabarcable que esconde muchos tesoros que no se llaman Mario ni Metroid ni Legend of Zelda. En Mondo Píxel, como somos unos viejos pellejos con canas donde jamás supondrías que pudieran crecer, recomendamos algunos de los mejores.