Un proyecto en Kickstarter que nos parece muy bien

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Ah, el artisteo. Cómo es él. La creación de obras plásticas basadas en videojuegos siempre es discutida, venerada, comentada, difundida o sobredimensionada, a veces según el viento que sople, a veces según quién esté soplando. Mi opinión ha permanecido invariable con el paso de los años, y puede aplicarse a dioramas, a lladrós, a películas de alto presupuesto o a salvamanteles: un motivo extraído de un videojuego (sea un personaje, sea un escenario, sea la traducción de una mecánica) siempre funciona porque siempre falla.

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Por qué «Pac-Man» está en el MoMA

Con la llegada de seis nuevos juegos a la colección permanente del MoMA, además de nada menos que la Magnavox Odyssey, la primera consola doméstica de todos los tiempos, es el momento ideal para revisar esta TED Talk de Paola Antonelli explicando por qué se ha abierto una colección de videojuegos en el MoMA, por qué no han metido el ICO de las narices y sí el Vib-Ribbon (muy a favor de esa decisión, por cierto) y por qué la gente se enfada tanto desde los medios serios cuando algo tan sencillo como un logro indiscutible del diseño interactivo entra a formar parte de… un museo dedicado al diseño moderno. Esa gente posiblemente no entiende que hasta para los que jugamos habitualmente, un Modern Warfare es el equivalente videojuegil de un cuadro de perros jugando al póker, pero esa es otra cuestión. La cuestión es que el breve vídeo alza una serie de preguntas muy interesantes hasta para quienes nos sabemos esta discusión al dedillo: por qué Sim City o EVE Online entre otras tantas posibles elecciones. Y una bola extra: particularmente me fascina la idea de que el museo compre el código de los juegos, no una máquina recreativa con el juego funcionando. Quieren quitarle todo componente nostálgico, cualquier cosa que ablande la experiencia pura de matemática interactiva. A veces estamos tan obcecados con recordar el bocadillo de Nocilla que se nos olvida la poesía auténtica que sí, merece estar en los museos, y que respira el código binario.

La esencia del mito

Me tropiezo en la web de Theyetee.com con esta camiseta (no disponible ya) que, con sencillez y sin aspavientos me pone frente a frente con la esencia de mi mito de los videojuegos predilecto. El cazador es, también, el enemigo. Bajo la manta fantasmal se esconde el comedor de cocos. ¿Son, pues, los fantasmas de Pac-Man, en realidad, fantasmas de otros seres pac-manoides? ¿O es aún más complejo? Observen el dibujo: el fantasma es la piel, Pac-Man el esqueleto. ¿Es Pac-Man, en definitivas cuentas, el fantasma de los fantasmas? Teniendo en cuenta que los fantasmas se convierten en sus propios fantasmas cuando son devorados, y que la sobriedad y abstracción del mítico laberinto tiene un concepto que lo entronca con una especie de infierno sintético, en el que la única aparente salida es también una vía de entrada, y en el que cuando todas las bolas han desaparecido, el enigma ha sido resuelto, simplemente se vuelve a comenzar de nuevo… bueno, quizás el nivel 256 no es, después de todo, ese error de programación que siempre hemos creído, sino un corrupto paraíso que supone un auténtico alivio para el héroe de esta historia. Sea quien sea o le toque a quien le toque.