Conozco bastante gente que, como yo, encargó una Wii para el día de lanzamiento. Siendo un sistema limitadito en lo técnico no le faltaba ambición: en algún momento de su desarrollo se llegó a llamar Revolution, y si más adelante le cambiaron el nombre solo sería porque pensaron que “revolución” se quedaba corto para definir la que se nos venía encima. Pese a la burla general en el mundillo, recuerdo la sequía de unidades tras el lanzamiento, esa temporada en que un nunchako plasticoso era un bien codiciado, los días en que adultos de bien quedaban en las casas para tumbar bolos virtuales o decorar avatares con mostachos de juguete. Y aunque seis años después alguno de mis amigos todavía la mantiene enchufada, es probable que yo sea la única persona que conozco que aún juega con ella de manera regular.
Ahora que toca cambio de ciclo, veo a Nintendo prometer el oro y el moro jugable casi en los mismos términos que en aquel entonces, y vuelvo a leer discusiones entre los opinadores de costumbre sobre si esta es otra más en la lista de jugadas desconcertantes con que la compañía pilla a los expertos (ellos) con el pie cambiado o el traspiés definitivo que la enterrará a la vera de Sega de una vez por todas. Yo, que no conozco a nadie en esta industria, miro a mi alrededor y veo que no está el horno para bollos, pero que muchos de mis amigos ahorran desde hace tiempo para comprar una tablet, y que otros tantos exigen (con golpe seco en la barra del bar) una nueva generación de consolas como si Sony y Microsoft se las escatimasen por una pura cuestión de mala fe.
Y, sin embargo, no parece que nadie en mi entorno, desde el jugador calloso hasta el casual que en su día compró WiiFit, tenga el menor interés por ver lo que pueda ofrecer WiiU.
¿Qué ha pasado aquí? ¿Es que no han salido juegos de Wii suficientemente satisfactorios? ¿ha quedado la marca sepultada bajo el peso de tanto simulador de hacer el ganso? ¿ha encontrado el público de los minijuegos fiesteros otro lugar donde le entiendan mejor o eso de impresionar a las visitas jugando al golf borracho con un palo de pvc será otra de esas modas que se va para nunca volver? (yo no la lloraré, desde luego) ¿Es que quizás la consola no ha sabido estar a la altura de su propio hype? Y en ese caso ¿alguna lo ha estado alguna vez?
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