Uno de los temas recurrentes de la lista de correo de Mondo Píxel es la opacidad con la que los juegos de lucha se explican a sí mismos. No es que no haya habido avances: mucho ha llovido desde que nos dejábamos los cuartos en el bar de abajo dando vueltas al stick y aporreando botones al azar, y ahora no hay título del género que no muestre una generosa lista de movimientos desde el menú de pausa, pero parece que con eso no basta. Existen interfaces de control igual de complejos que un stick con seis botones —vayan a que les perforen la frente en su shooter favorito o a regatear a todo un equipo contrario y verán que no se les queda un botón del mando sin asignar— pero el de los juegos de lucha no se asocia de forma inmediata a acciones reconocibles como una recarga de escopeta o un pase al hueco. Y cuando crees que basta con controlar los movimientos —ríete ahora, pero no quieres recordar cómo sudabas para sacar una bola de fuego en el bar, o cómo tuviste que reaprenderlo TODO cuando llegó Super Nintendo— resulta que estos juegos no van solo de hacer ejecuciones perfectas, sino de controlar el espacio, de anticiparse al rival y saber responder. Por buscarle una analogía, que no basta con practicar mates y lanzar triples, también hace falta aprender a defender.
Por eso este vídeo está aquí. Existen tutoriales de muy alto nivel que explican estrategias de juego medidas al frame y combos de cien golpes en circunstancias especiales, pero muy pocos que sirvan de introducción a los no iniciados, a los que miran al abismo con ganas pero no se atreven a echarle el guante. Hay honrosas excepciones; ya hemos dicho por aquí que los modos de entrenamiento de Skullgirls y Street Fighter X Tekken son excelentes para aclarar conceptos y familiarizarse con el sistema de combos y los movimientos. Pero hay dos cosas de este vídeo que me resultan especialmente útiles. La primera es que se aleja de excentricidades y enseña a hacer un trabajo decente con Ryu, el más representativo y que tiene un equivalente en casi cualquier título del género. Y la segunda: deja bien claro desde el principio que NO SE SALTA.